Siempre quise a mi curvilínea hermanastra. Su atractivo sexual representaba el típico estereotipo del cuerpo de una mujer negra; su cabello no solo era voluminoso sino descuidado, incluso salvaje, y tenía un cuerpo grueso y figurado. Finalmente, pude cumplir mi deseo, llevando a un encuentro salvaje y peludo en nuestro dormitorio con temática de dibujos animados.